“Desde el comienzo, cantamos porque así el sentimiento de santificación
viene desde adentro, junto con el sentimiento de entrega de uno mismo, porque
nada puede ser emprendido en este mundo a menos que tengas la humildad de
aprender. En el momento que piensas en el Supremo al comienzo de cada práctica,
sabes que eres muy pequeño frente de esa gran alma. Una vez que esto es
emprendido, entonces los otros problemas que puedan surgir durante la práctica,
principalmente aquellos que conciernen al ego, serán afectados. Sabes que
“bajas” para aprender algo. Y no puedes aprender nada al menos que bajes; si
piensas que estas en la cima y lo sabes todo, entonces no eres un aprendiz.
En este sentido, el canto
ayuda”
Geeta S. Iyengar –
1997 PuneI ndia In
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