Mediante el cultivo de cordialidad, compasión, alegría, e indiferencia frente al placer y dolor, virtud y vicio, respectivamente, la consciencia adopta una disposición favorable, serena y benevolente
Al parecer, este sutra plantea una recomendación muy concisa de lo que se puede interpretar como una actitud de vida a seguir. Inicialmente, nos invita a cultivar valores y conceptos de suma importancia para el desarrollo y desenvolvimiento social de un ser humano: cordialidad, compasión y alegría. Estos tres conceptos cubren un aspecto tanto social, como introspectivo de bienestar emocional. La cordialidad la interpreto como el trato amable a uno mismo y a otros seres con los que convivimos. El ser cordial marca el primer paso para una convivencia sana y positiva, ya que nuestras acciones tendrán una luz e intención positiva. La compasión, tema concurrente en esta etapa de mi desarrollo, la defino como el buscar dar lo mejor de uno mismo para el bienestar del prójimo, siempre y cuando esto no entre en conflicto con el bienestar propio. Esta búsqueda de un balance aparentemente paradójico es de suma importancia para el desarrollo del ser. Algunos textos consideran a la compasión como la mayor forma de expresión del amor. La alegría entra en esta ecuación en una manera muy relevante, ya que después de todo, la finalidad del trabajo que realizamos es ser felices. La alegría de vivir, la alegría de compartir, la alegría de amar es la energía que nos ayuda a sobrellevar los malestares, a pasar por los momentos de dificultad aparente. Así mismo, la habilidad de reconocer y vivir al 100% la alegría que día con día se puede obtener de nuestras experiencias es algo que considero muy importante de desarrollar y trabajar en mí.
La indiferencia frente al placer y dolor, virtud y vicio nos presenta un concepto clave para la liberación de nuestra mente. Constantemente nos suceden experiencias en nuestra vida, cada minuto somos bombardeados por cientos de estímulos provenientes de todo tipo de fuentes y con todo tipo de intenciones. Algunas cosas nos agradan, y las tomamos más en serio o formamos cierto vínculo proveniente de lo que sentimos como una identificación con lo experimentado. Algunos otros estímulos los rechazamos por considerar que no van con nosotros o que no nos causan/causarán bienestar. La realidad es que no sabemos, algo que es percibido como bueno ahora puede ser considerando nocivo dentro de un tiempo, o viceversa.
El estar sometidos a la interminable montaña rusa de sensaciones que provoca el aceptar y rechazar lo experimentado constantemente es un ejercicio que desgasta a la mente y espíritu. Si en cambio, permanecemos indiferentes ante estos estímulos, entramos en un balance y armonía con lo experimentado. Ya no existe ‘malo’ o ‘bueno’, sino que comenzamos a aceptar las cosas como son. Nuestra realidad deja paso a algo más cercano a LA realidad compartida por todos los que la conformamos. En este momento los juicios críticos, la incomprensión e ignorancia se comienzan a reducir hasta que llegamos a comprender que somos parte de un todo, y que cualquier cosa que nos sucede es una bendición y forma parte, nos guste o no, de nuestra experiencia en este plano.
Ya que esto se ha establecido, citta, nuestra consciencia adopta una disposición favorable, serena y benevolente. Si vivimos y experimentamos con alegría y cordialidad, todo lo que experimentemos tomará una luz favorable, todo nos ayuda a crecer y desarrollarnos. La indiferencia frente al placer y dolor, virtud y vicio proporciona a nuestra mente y consciencia una calma y serenidad ante lo experimentado, sabiendo que todo lo que experimentamos no es bueno ni malo, solo ES. La práctica constante de la cordialidad y compasión le proporciona a la consciencia y mente del practicante una dirección positiva, en la que no se desea el mal a ningún ser, y en la que se trata siempre de obtener el bienestar del prójimo; una actitud benevolente.
Om Shantih
Al parecer, este sutra plantea una recomendación muy concisa de lo que se puede interpretar como una actitud de vida a seguir. Inicialmente, nos invita a cultivar valores y conceptos de suma importancia para el desarrollo y desenvolvimiento social de un ser humano: cordialidad, compasión y alegría. Estos tres conceptos cubren un aspecto tanto social, como introspectivo de bienestar emocional. La cordialidad la interpreto como el trato amable a uno mismo y a otros seres con los que convivimos. El ser cordial marca el primer paso para una convivencia sana y positiva, ya que nuestras acciones tendrán una luz e intención positiva. La compasión, tema concurrente en esta etapa de mi desarrollo, la defino como el buscar dar lo mejor de uno mismo para el bienestar del prójimo, siempre y cuando esto no entre en conflicto con el bienestar propio. Esta búsqueda de un balance aparentemente paradójico es de suma importancia para el desarrollo del ser. Algunos textos consideran a la compasión como la mayor forma de expresión del amor. La alegría entra en esta ecuación en una manera muy relevante, ya que después de todo, la finalidad del trabajo que realizamos es ser felices. La alegría de vivir, la alegría de compartir, la alegría de amar es la energía que nos ayuda a sobrellevar los malestares, a pasar por los momentos de dificultad aparente. Así mismo, la habilidad de reconocer y vivir al 100% la alegría que día con día se puede obtener de nuestras experiencias es algo que considero muy importante de desarrollar y trabajar en mí.
La indiferencia frente al placer y dolor, virtud y vicio nos presenta un concepto clave para la liberación de nuestra mente. Constantemente nos suceden experiencias en nuestra vida, cada minuto somos bombardeados por cientos de estímulos provenientes de todo tipo de fuentes y con todo tipo de intenciones. Algunas cosas nos agradan, y las tomamos más en serio o formamos cierto vínculo proveniente de lo que sentimos como una identificación con lo experimentado. Algunos otros estímulos los rechazamos por considerar que no van con nosotros o que no nos causan/causarán bienestar. La realidad es que no sabemos, algo que es percibido como bueno ahora puede ser considerando nocivo dentro de un tiempo, o viceversa.
El estar sometidos a la interminable montaña rusa de sensaciones que provoca el aceptar y rechazar lo experimentado constantemente es un ejercicio que desgasta a la mente y espíritu. Si en cambio, permanecemos indiferentes ante estos estímulos, entramos en un balance y armonía con lo experimentado. Ya no existe ‘malo’ o ‘bueno’, sino que comenzamos a aceptar las cosas como son. Nuestra realidad deja paso a algo más cercano a LA realidad compartida por todos los que la conformamos. En este momento los juicios críticos, la incomprensión e ignorancia se comienzan a reducir hasta que llegamos a comprender que somos parte de un todo, y que cualquier cosa que nos sucede es una bendición y forma parte, nos guste o no, de nuestra experiencia en este plano.
Ya que esto se ha establecido, citta, nuestra consciencia adopta una disposición favorable, serena y benevolente. Si vivimos y experimentamos con alegría y cordialidad, todo lo que experimentemos tomará una luz favorable, todo nos ayuda a crecer y desarrollarnos. La indiferencia frente al placer y dolor, virtud y vicio proporciona a nuestra mente y consciencia una calma y serenidad ante lo experimentado, sabiendo que todo lo que experimentamos no es bueno ni malo, solo ES. La práctica constante de la cordialidad y compasión le proporciona a la consciencia y mente del practicante una dirección positiva, en la que no se desea el mal a ningún ser, y en la que se trata siempre de obtener el bienestar del prójimo; una actitud benevolente.
Om Shantih
Comentarios
Publicar un comentario