El diamante purifica el cuerpo y la mente. Eleva la vibración de la persona, facilitando la evolución y la comprensión espiritual. Repele y purifica toda energía negativa o de baja vibración. Aclara las ideas y facilita la toma de decisiones importantes de nuestra vida. El diamante potencia la creatividad y se emplea contra las cataratas y la mala visión. Además potencia la sanación de todo tipo de problemas cerebrales y combate alergias, sinusitis y rinitis.
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